viernes, 29 de octubre de 2010


REGRESO

Era un duende caminando por la casa.

Un rayito de sol para mi cielo.

Tenía estrellas pintadas en el rostro

y quietud de manantial en la mirada.

Su voz era un concierto de chicharras

y un juncal recién nacido sus cabellos.

Como vuelo de gaviotas sus manitos,

con ternura de algodón, me acariciaban.

Fue bonita esa infancia, entre sonrisas.

Fueron lindas las siestas estivales,

preparando , con aguja y fantasías,

el ropaje especial de carnavales.

Chascomús lo hizo un hombre y el destino

lo llevó lejos de mí. Pero ha venido

en los ojos color tiempo de Juanito

y en la risa de Javier. Así ha venido.

2 comentarios:

catalinaladivina dijo...

Querida Eva,me emocionó muchísimo este poema,con un final muy conmovedor.¡Hermosísimo!.Se lo haré llegar a mi amiga Loret,tal como acordamos¡BESITOS!

Elsa Serra dijo...

Hermoso poema querida poeta !!El tiempo pasa inexorable y demasiado rápido pero el amor a los hijos permanece intacto ,no cambia ,no envejece, siguen siendo la tibieza que envuelve el corazón y el alma mientras tenemos vida!!!