jueves, 26 de noviembre de 2009

ELLOS EN TU VENTANA


El ojo de tu cámara los vió
desafiar al vacío y la pared.
Están juntos para llenar tu vida,
para poblar tu casa con ternura,
inédita y renovada ternura.
Están con vos cada mañana
y ahora los compartís conmigo.
Se iluminó mi pared con ellos.
El vacío duele menos.
Yo también puedo mirar por tu ventana.

A Lis Anselmi.

jueves, 7 de mayo de 2009

LAS MADRES NO MUEREN

Acto Homenaje en el Monumento a la Madre, Chascomús.
La mía por lo menos no ha muerto, sólo retornó a la Casa de Padre.
Se me adelantó en el camino y me estará esperando cuando yo termine en la tierra la misión para la cual vine.
Así pienso y así siento en este momento, cuando estoy recibiendo inesperados mensajes de condolencias. Digo inesperados porque nunca me imaginé que tantas personas me acompañarían en este duelo humano.
¿ Qué me dejó mi madre? lo más valioso que tengo: mi infancia y la poesía.
Hace algunos años escribí un poema que me dió muchas satisfacciones espirituales. Y una gran paz. Hoy quiero incorporarlo a los poemas y reflexiones que considero más valiosas.
Este cuatro de mayo será en mi calendario la fecha del nuevo nacimiento de quien al engendrarme liberó un duende de la poesía.

MADRE

Hay un poco de Dios en tu mirada
cuando observas el curso de mi vida.
Muchas veces el rumbo de ese vuelo
se alejó de la senda que tejiste.
Sin embargo volví a vos, porque anhelaba
la segura calidez de tu energía.

Es eterna y es genuina tu presencia
prolongada en los hijos de mis hijos.
¿Podrán ellos saber de cuánta magia
vos sembraste en los días de mi infancia?
Es la misma inocencia de otro siglo
que conservara la madre de tu madre.

Soy la niña caminando de tu mano
los jardines del saber y la aventura.
Soy la niña pequeña en tu ternura.
Soy la simple mujer que te ama tanto.
Y quería decirlo antes que el llanto
me arrebate, entre recuerdos, la dulzura.

lunes, 26 de enero de 2009

ORACIÓN POR NUESTRA GENTE


Corrían los tiempos del corralito en la Argentina. El lapso aciago en que prácticamente todas las familias vieron afectados sus bienes, sus trabajos y hasta sus sueños.
El desempleo hacía estragos en las mesas y en los corazones.
Los precios se disparaban como fiel reflejo de una forma de hacer comercio que estaba lejos de la fraterna distribuicónde las riquezas.
Los ancianos reclamaban sin ser oídos mientras muchos de sus pares morían en geriátricos, en hospitales y por falta de atención médica.
Todo parecía un barco lanzado a la deriva en medio de un océano enfurecido y desvastador.
Mis ojos estaban siempre llenos de lágrimas, pero lo que más me preocupada era ese
dolor en el alma que no podía aliviarse con nada.
Un tarde ella, la poesía, se acercó a mí y me pidió que reflotara la esperanza.
Y le hice caso. Así nació esta "Oración por Nuestra Gente" que ahora comparto con mis ciberlectore:

Te pido Señor...
un tiempo de Navidad, sencillo y recoleto,
con estrellas en los ojos y música en el alma.
Pido días de trabajo y noches descansadas.
Clima de fiesta en las calles y armonía en los hogares.

Quiero abuelos y niños acunados
por el canto ancestral de los afectos.

Quiero al hombre y la mujer junto al pesebre
renovando los mandatos familiares.

Quiero ver a los muchachos abrazados
en alegres fogones de esperanza.

Quiero un pueblo luminoso, un pueblo unido
en la rica diversidad de las ideas.

Quiero a Jesús movilizando corazones.
Como en el dulce Sermón de la Montaña.

Sólo puedo ofrecerte, Señor, por todo esto,
Mi pequeñez dignificada por Tu Gracia.

Eva Lucero Ortega