jueves, 7 de mayo de 2009

LAS MADRES NO MUEREN

Acto Homenaje en el Monumento a la Madre, Chascomús.
La mía por lo menos no ha muerto, sólo retornó a la Casa de Padre.
Se me adelantó en el camino y me estará esperando cuando yo termine en la tierra la misión para la cual vine.
Así pienso y así siento en este momento, cuando estoy recibiendo inesperados mensajes de condolencias. Digo inesperados porque nunca me imaginé que tantas personas me acompañarían en este duelo humano.
¿ Qué me dejó mi madre? lo más valioso que tengo: mi infancia y la poesía.
Hace algunos años escribí un poema que me dió muchas satisfacciones espirituales. Y una gran paz. Hoy quiero incorporarlo a los poemas y reflexiones que considero más valiosas.
Este cuatro de mayo será en mi calendario la fecha del nuevo nacimiento de quien al engendrarme liberó un duende de la poesía.

MADRE

Hay un poco de Dios en tu mirada
cuando observas el curso de mi vida.
Muchas veces el rumbo de ese vuelo
se alejó de la senda que tejiste.
Sin embargo volví a vos, porque anhelaba
la segura calidez de tu energía.

Es eterna y es genuina tu presencia
prolongada en los hijos de mis hijos.
¿Podrán ellos saber de cuánta magia
vos sembraste en los días de mi infancia?
Es la misma inocencia de otro siglo
que conservara la madre de tu madre.

Soy la niña caminando de tu mano
los jardines del saber y la aventura.
Soy la niña pequeña en tu ternura.
Soy la simple mujer que te ama tanto.
Y quería decirlo antes que el llanto
me arrebate, entre recuerdos, la dulzura.